Volver
El viaje de vuelta se nos hizo más corto, más fácil.
Quizás sea porque ya conocemos el camino y no esperamos sorpresas. El regreso es más sencillo que la partida. Si el camino lo hacemos al andar, a la vuelta, ya lo tenemos hecho, no tiene pérdida. Lo llevamos todo y lo traemos todo de vuelta, con las experiencias y aventuras metidas también en la maleta, junto a la ropa interior. Y miles de fotografías para recordar sensaciones y renovar sentimientos. Y regalos para todos recuerdo de....
Yo recuerdo el avión, las azafatas y las bandejas de caramelos, las risas, las carreras por el hotel, aquel peluche imposible, la pequeña lluvia que nos asaltó, las carreras de trenes, las vueltas que daba el dragón rojo, lo mojados que nos pusimos todos en aquellos troncos de madera con aspiraciones a pequeñas barcas, el paseo por la plaza, el recorrido que hicimos a la calle mayor buscando una tienda traspasada, las tiendas de regalos, la cámara fotográfica con vida propia, la última noche en la cama todos juntos sin dormir...
Mi maleta vuelve repleta. Se nos hizo más sencillo volver y más pesado... pero las cosas, desde ahí, cambiaron y, aunque el viaje sea difícil, aún sueño con volver. Trazaré el mapa con los recuerdos que conservo para volver a los lugares que vimos juntos y, así, aunque vaya sola, sin saberlo, vendreis conmigo.
Quizás sea porque ya conocemos el camino y no esperamos sorpresas. El regreso es más sencillo que la partida. Si el camino lo hacemos al andar, a la vuelta, ya lo tenemos hecho, no tiene pérdida. Lo llevamos todo y lo traemos todo de vuelta, con las experiencias y aventuras metidas también en la maleta, junto a la ropa interior. Y miles de fotografías para recordar sensaciones y renovar sentimientos. Y regalos para todos recuerdo de....
Yo recuerdo el avión, las azafatas y las bandejas de caramelos, las risas, las carreras por el hotel, aquel peluche imposible, la pequeña lluvia que nos asaltó, las carreras de trenes, las vueltas que daba el dragón rojo, lo mojados que nos pusimos todos en aquellos troncos de madera con aspiraciones a pequeñas barcas, el paseo por la plaza, el recorrido que hicimos a la calle mayor buscando una tienda traspasada, las tiendas de regalos, la cámara fotográfica con vida propia, la última noche en la cama todos juntos sin dormir...
Mi maleta vuelve repleta. Se nos hizo más sencillo volver y más pesado... pero las cosas, desde ahí, cambiaron y, aunque el viaje sea difícil, aún sueño con volver. Trazaré el mapa con los recuerdos que conservo para volver a los lugares que vimos juntos y, así, aunque vaya sola, sin saberlo, vendreis conmigo.
0 comentarios