Islas de necesidad
Los seres humanos somos islas, islas con la necesidad de compartir nuestra porción de océano con otras. Todos necesitamos de alguien, querer y que nos quieran y tener nuestro propio archipiélago.
Anoche vi la famosa serie Sexo en Nueva York, donde la protagonista se planteaba esta cuestión: ¿necesitamos tener a alguien a nuestro lado?
Una persona tiene salud y un trabajo con éxito, pero si no tiene a alguien a su lado, ambas cosas quedan en nada. Así, se planteaba Carrie: ¿por qué dos menos uno es igual a cero? Si no puedes compartir con alguien lo que tienes, tus logros se convierten en cero y acabas reconociendo que estás sólo, soledad que se puede palpar, estás sólo y, peor aún, lo sabes.
Poco después, la protagonista se encuentra con su anterior jefa. Ésta lo ha conseguido todo: buena vida, trabajo con éxito y a un hombre, que tiene otra mujer al otro lado de la ciudad pero, al fin y al cabo, es un hombre. El ídolo de Carrie, que hasta entonces pensaba que tenerlo todo era imposible.
Después, aparece un amigo que le dice a Carrie que ya tiene nuevo novio, que por fin vuelve a ser alguien, porque no eres nadie hasta que no tienes a alguien que te quiere...
La cuestión clave de todo esto es que Carrie tiene que ir a una fiesta que realizan en su honor por la publicación de su libro y no tiene pareja con la que ir, por lo que acaba acudiendo sola. Atrapada, viendo a todas esas parejas, aquel amigo y su novio, a sus amigas y sus acompañantes... y a su antigua jefa, que ve como "su hombre" viene acompañado de la otra mujer y ella tiene que huir avergonzada.
- Ahí va mi ídolo!
La necesidad de afecto más allá de la amistad, de carácter más íntimo, es propiamente humana. Pero, dicha necesidad ¿es tan fuerte como para alcanzar la dimensión de no ser nadie si no tienes a alguien que te quiera? Creo que desde este planteamiento ya no hablamos de necesidad, sino de dependencia, nulidad de uno si no está el otro. ¿No hay islas independientes que sean capaces de suplir esta necesidad y buscar alternativas? Seguramente sí, pero no se ha explorado lo suficiente.
En el caso de que se haya encontrado a la persona adecuada, ya surgen otras necesidades: necesidad de un espacio propio, un espacio conjunto, necesidad de compartir, necesidad de un tiempo para los dos. ¿Y si alguna de estas necesidades es más fuerte que las demás para uno, y no lo es para el otro? Nace la sensación de descompensación, de que das más de lo que recibes o que tu concepto de la relación es diferente, pero no sabes como saciar esa necesidad, como acallar esa sensación, porque la otra parte no tiene la culpa de que tú te sientas así. El afecto del que partíamos inicialmente se ha complicado, ha evolucionado del afecto individual al afecto compartido, lo cual implica tener en cuenta el espacio y los límites de la otra persona. Y así todo se complica, pero es tu responsabilidad, ¿no buscabas a alguien que te quisiera?
Islas caprichosas y complicadas a merced de las corrientes emocionales llenas de necesidades.
Así somos los seres humanos...
Anoche vi la famosa serie Sexo en Nueva York, donde la protagonista se planteaba esta cuestión: ¿necesitamos tener a alguien a nuestro lado?
Una persona tiene salud y un trabajo con éxito, pero si no tiene a alguien a su lado, ambas cosas quedan en nada. Así, se planteaba Carrie: ¿por qué dos menos uno es igual a cero? Si no puedes compartir con alguien lo que tienes, tus logros se convierten en cero y acabas reconociendo que estás sólo, soledad que se puede palpar, estás sólo y, peor aún, lo sabes.
Poco después, la protagonista se encuentra con su anterior jefa. Ésta lo ha conseguido todo: buena vida, trabajo con éxito y a un hombre, que tiene otra mujer al otro lado de la ciudad pero, al fin y al cabo, es un hombre. El ídolo de Carrie, que hasta entonces pensaba que tenerlo todo era imposible.
Después, aparece un amigo que le dice a Carrie que ya tiene nuevo novio, que por fin vuelve a ser alguien, porque no eres nadie hasta que no tienes a alguien que te quiere...
La cuestión clave de todo esto es que Carrie tiene que ir a una fiesta que realizan en su honor por la publicación de su libro y no tiene pareja con la que ir, por lo que acaba acudiendo sola. Atrapada, viendo a todas esas parejas, aquel amigo y su novio, a sus amigas y sus acompañantes... y a su antigua jefa, que ve como "su hombre" viene acompañado de la otra mujer y ella tiene que huir avergonzada.
- Ahí va mi ídolo!
La necesidad de afecto más allá de la amistad, de carácter más íntimo, es propiamente humana. Pero, dicha necesidad ¿es tan fuerte como para alcanzar la dimensión de no ser nadie si no tienes a alguien que te quiera? Creo que desde este planteamiento ya no hablamos de necesidad, sino de dependencia, nulidad de uno si no está el otro. ¿No hay islas independientes que sean capaces de suplir esta necesidad y buscar alternativas? Seguramente sí, pero no se ha explorado lo suficiente.
En el caso de que se haya encontrado a la persona adecuada, ya surgen otras necesidades: necesidad de un espacio propio, un espacio conjunto, necesidad de compartir, necesidad de un tiempo para los dos. ¿Y si alguna de estas necesidades es más fuerte que las demás para uno, y no lo es para el otro? Nace la sensación de descompensación, de que das más de lo que recibes o que tu concepto de la relación es diferente, pero no sabes como saciar esa necesidad, como acallar esa sensación, porque la otra parte no tiene la culpa de que tú te sientas así. El afecto del que partíamos inicialmente se ha complicado, ha evolucionado del afecto individual al afecto compartido, lo cual implica tener en cuenta el espacio y los límites de la otra persona. Y así todo se complica, pero es tu responsabilidad, ¿no buscabas a alguien que te quisiera?
Islas caprichosas y complicadas a merced de las corrientes emocionales llenas de necesidades.
Así somos los seres humanos...
2 comentarios
joel -
aLka -