Javier
Nadie le llamaba Javier, sino Javi. Era de los chicos guapos del grupo: moreno, no muy alto, ojos oscuros de mirada tímida, pectorales marcados... Te hacía reír, siempre estaba ahí, siempre nos hacía gracia. Pero era un coleccionista de amantes. No le importaba ninguna de sus conquistas lo más mínimo. Las hacía reír, las enamoraba, las besaba, disfrutaba de ellas un tiempo, no mucho para no cansarse demasiado, y después las dejaba. Ellas, pobres enamoradas, quedaban llorando el corazón que les robó sin llegar a entender del todo por qué se rompió la relación. Sus motivos tendría para ir de esa forma por la vida.
Nuestra amistad comenzó con buen pie: muchas risas, muchas complicidades... éramos tan parecidos que acabamos tratándonos como hermanos gemelos. Hasta que se le acabaron sus conquistas y tendió sus redes para mi. Yo, aún conociéndolo, caí en esa mañana de horas largas en la que aquella apuesta fue resuelta y me declaró, así en clave, sus intenciones. Y para qué las escucharía...
Un mes y una semana decía entre risas a todos aquellos que nos auguraban un largo futuro. Entre risas... que pareció una premonición. Pasado ese tiempo, una tarde, sonó el teléfono:
- Va a ser mejor que cortemos, pero no te enfades. Es que eres muy rara, muy callada y yo estoy siempre con mis amigos...
- ...
Aquel año y medio después fue como estar muerta. Pero gracias por hacerme una desconfiada y una miedosa a las relaciones con los demás, sobre todo de carácter más íntimo. Gracias por hacerme despertar de aquella burbuja. Y gracias por el perrito de peluche.
PD.: Espero que con el tiempo mejores tus excusas.
Nuestra amistad comenzó con buen pie: muchas risas, muchas complicidades... éramos tan parecidos que acabamos tratándonos como hermanos gemelos. Hasta que se le acabaron sus conquistas y tendió sus redes para mi. Yo, aún conociéndolo, caí en esa mañana de horas largas en la que aquella apuesta fue resuelta y me declaró, así en clave, sus intenciones. Y para qué las escucharía...
Un mes y una semana decía entre risas a todos aquellos que nos auguraban un largo futuro. Entre risas... que pareció una premonición. Pasado ese tiempo, una tarde, sonó el teléfono:
- Va a ser mejor que cortemos, pero no te enfades. Es que eres muy rara, muy callada y yo estoy siempre con mis amigos...
- ...
Aquel año y medio después fue como estar muerta. Pero gracias por hacerme una desconfiada y una miedosa a las relaciones con los demás, sobre todo de carácter más íntimo. Gracias por hacerme despertar de aquella burbuja. Y gracias por el perrito de peluche.
PD.: Espero que con el tiempo mejores tus excusas.
7 comentarios
bokuden -
Ever After -
A partir de ahora todo va mejor, verdad?
UN beso!
Ardi -
Hache -
DuNa -
Marta -
Que cambio de look más chic!
Lo malo de las relaciones que acaban es que nos hacen más desconfiados para la siguiente, pero tal vez... No era el adecuado.
besos
Tharsis -