Nuevas sensaciones
La libertad e independencia que da callejear por las calles del centro cámara en ristre es una sensación increíble. Es como si vieras todo con otros ojos: lo ves todo desde la lente del objetivo. Y buscas esquinas especiales, momentos mágicos, instantes irrepetibles... Hasta que entras en un pequeño café escondido en una calleja y pides un zumo de naranja, como siempre. Te gusta sentarte en la mesa junto a la cristalera porque así, mientras bebes abstraída en tus pensamientos, observas el movimiento de gente allá afuera. Y te das cuenta que hay personas y personas: en grupo, en solitario, con prisa, sin ella, niños que todavía ríen, familias que pasean, ejecutivos de chaqueta y maletín...
De repente bajas a la Tierra: el zumo ha dejado de subir por la pajita, se ha acabado. Así que, recoges tus cosas, pagas en la barra y sales de nuevo a la calle, a ser persona entre las personas. Y callejeas. En la plaza todo está lleno de gente. Varios grupos de adolescentes con pinta de turistas permanecen atentos al movimiento de los mimos que pueblan la zona. Las parejas curiosean los escaparates o descansan entre arumacos en los bancos de piedra.
Algo en el camino detiene tu paso... y es que en el suelo, boca arriba, hay una foto tamaño carnet de un chica que sonríe. Y tú con tu cámara de fotos al cuello... y ella sonríe...
Me he sentido como Nino Quincanpoix buscando valiosos tesoros bajo el fotomatón de la estación de Mon Martre. Pero no ha aparecido Amelie...
7 comentarios
flexo -
un saludo
angurth -
un abrazo
bita -
besitos preciosa y sigue buscando que seguro que nos encontramos por las calles de malaga!muak!
chocoadicta -
Memnoch -
Petonets maca
reuben -
Natalia -